18 de octubre de 2010

Pensamientos intempestivos

-Últimamente tengo en mente un minirelato/historia/como lo queráis llamar sobre mi relación con la sal; es una absurdez pero no hacen más que asaltar mi cabeza pensamientos y elucubraciones varias relacionadas con la sal. Cuando lo madure tendréis aquí otro escrito de los míos con los que perder 10 ó 15 minutos y seguir reafirmándoos en mi idea de que estoy mal de la cabeza.

-Me gusta cuando me comentáis cosas del blog (por aquí ya sé que sois tímidos, no hay problema; en el fondo de mi alma atormentada me da mucho gusto saber que hay gente que lee esto), y que el minirelato psicópata haya tenido tanto éxito de comentarios offline. Una noche de éstas volveré a sumergirme en mi parte de cerebro decadente (más de lo normal, quiero decir) y escribiré otro. Ideas hay, pero últimamente lo que me ha faltado ha sido tiempo.

-Aunque casi siempre me veáis callada, estoy muy agusto en vuestra compañía; me gusta escuchar vuestras historias, y aunque a veces tengo alguna cosa que contar, primero, es muy difícil intentar meter baza entre dos personas que hablan tantísimo, y estoy demasiado pasota como para intentarlo; y segundo, sois de las pocas personas (poquísimas) con las que me siento cómoda. La pequeña parte de bondad que me queda os quiere.

-Me gusta rodearme de pocas personas porque cuantas menos personas me rodeen, menos judiadas tendré que sufrir (y en mi vida, las personas que he encontrado que REALMENTE merezcan la pena, se pueden contar con los dedos de una mano, y me sobran dedos).

-Esta mañana me ha vuelto a dar otro pinzamiento en el cuello/espalda de los que me daban hace meses y llevo todo el día jodida de dolor y sin saber en qué postura colocarme para estar cómoda. Puede que esta semana pierda mi virginidad fisioterapeutil y vaya a uno para que me quite el enredo de nudos que debo llevar en la espalda.

-La puta vaguería por no mirar el programa de fiestas ha hecho que llegase al Ebro justo a tiempo para ver cómo explotaba EL ÚLTIMO fuego artificial. Lo único bueno que puedo sacar de esto es esperar que me publiquen mi primer ADV después de tantísimo intento frustrado (y mira que con las cosas que me pasan es para que me hubiesen publicado más de uno, pero mira, mi antipatía natural hacia la humanidad debe traspasar las barreras cibernéticas).

-Esta semana ha venido más gente de lo normal a mis dos trabajos; también, he salido, por primera vez en mucho tiempo, de los sitios a los que suelo ir, para conocer nuevos; y no soy capaz de ver un solo hombre que me resulte atractivo; miro a los hombres y sólo veo cerdos (o "jabalíes sucios", que decía cierta MUJER con mayúsculas que conozco) y seres fabricados para hacerme daño.

-Deseo con todas mis ganas liarme la manta a la cabeza un fin de semana y largarme fuera de aquí a hacer el imbécil en Port Aventura o cualquier otro parque.

-Aborrezco mis últimos ataques de hambre canina (malditas hormonas, liberaos ya, que cuando os da el mes por comer, hacéis estragos en mi línea). Aunque siempre es mejor que me dé por el hambre, que por los bajones depresivos, claro está.

-En el trozo que hay entre la superficie y el fondo (es decir, a medio espacio) agradezco que ese punkarra se me pusiera vacilón cuando le recriminé que me devolviese los vasos que me estaba intentando robar; gritarle y vacilarle (diversos "NI CÓ NI CÁ, CÓ" incluídos) a un mindundi guarro que nunca en mi vida iba a volver a ver me hizo liberar tensión (y hacer todo eso mientras llevaba como pendientes unas llantas de camión que cualquier choni envidiaría, le suma mérito). La parte mala es que desató mi agresividad acumulada, y ahora a la mínima vacilada que me hace un mindundi, no dudo en contestar con otra mayor. Así, hasta que un día me lleve un susto y el ciclo vuelva a empezar.

Otro día más, que ya me he cansado de soltar cosas inconexas. Hale, hasta más ver.

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